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EVANGELIO "FRANKENSTEIN"
· Hemos hecho del evangelio actual "mutilaciones" en aspectos fundamentales;tomando una figura literaria, hemos hecho una especie de
"Frankenstein evangélico", producto de la inventiva humana, no de la
original creación divina, les invito a que se tomen 10 minúticos y lean el siguiente artículo del pastor Keith Green:
Yo sé que el
título de este artículo provocará algunas cejas fruncidas. A primera vista,
algunos dirán a sí mismos: “Oh no, ¡Keith ha ido demasiado lejos esta vez!”
Pero déjeme tranquilizar estas posibles reacciones. A la pregunta ¿Qué está mal
con el evangelio? – yo puedo responder sin problema: “¡Absolutamente nada!” –
Esto es, por supuesto, si Ud. está hablando acerca del evangelio de la Biblia –
el mismo mensaje que predicó Jesús – y al cual los apóstoles Pedro, Pablo,
Juan, y los demás, dedicaron sus vidas (y sus muertes). (Fil.1:20-21)
No, nada en
absoluto está mal con este mensaje del cielo. ¿Pero qué de lo que se predica
hoy? Los evangelistas que predican en las iglesias y estadios, en la radio y en
la televisión – ¿predican ellos lo que Jesús llamó el evangelio? (Mat.4:23;
Marc. 1:14-15; Luc.3:16-18) ¿Y qué de las montañas de “literatura
evangelística” moderna? Los tratados, folletos y libritos ilustrados, etc. –
¿contienen ellos realmente el mismo mensaje – el mensaje entero – acerca de la
salvación que Jesús ofreció? ¿Cómo respondemos nosotros a esta pregunta
asombrosa que la gente sigue preguntándonos, como preguntaron en Pentecostés:
“Varones hermanos, ¿qué debemos hacer para ser salvos?” (Luc.3:10,12,14; Hechos
2:37,16:30)
¿Es
nuestro evangelio el Evangelio?
Yo creo con todo
mi corazón que Jesús estaría avergonzado de la mayoría de los mensajes
“evangelísticos” y prédicas que se predican hoy, porque les faltan casi todos
los puntos importantes que El mismo predicó. (Marc.8:38, Rom.1:16, 2 Tim.1:8).
¿Cómo nos atrevemos a cambiar el Evangelio? Le quitamos casi todas sus partes
vitales, y los remplazamos con miembros artificiales fabricados por nosotros
mismos (Gál.1:6-7).
¿No es Jesús el
Evangelista maestro? ¿No deberíamos juzgar nuestra evangelización por Su
ejemplo? (Ef.5:1, 1 Pedro 2:21, 1 Juan 2:6) ¿Fue Su mensaje en alguna manera
parecido a lo que escuchamos hoy? Quiero cubrir brevemente en la Sección 1 cada
una de las partes mayores del evangelio que han sido quitados “por cirugía” de casi
toda la predicación actual. Y en la Sección 2 pasaremos por las “nuevas
adiciones” que se han hecho parte de nuestro evangelio moderno.
Las partes
removidas del Evangelio
La sangre de
Jesús. Es un
hecho que la misma palabra sangre les asusta a la gente. Y es también un hecho
que la sangre de Jesús le asusta al diablo, porque es lo único que limpia un
alma enferma. (Mat.26:28; Hechos 20:28; Rom. 3:25, 5:9; Ef.1:7, 2:13; Col.1:20;
Heb.9:14,22, 10:19, 13:12; 1 Pedro1:2; 1 Juan 1:7; Apoc.1:5, 5:9, 12:11,
19:13.) ¿Puede Ud. imaginar cómo hubieran sido las prédicas y cartas de Pablo,
si él hubiera sido tan evasivo como nuestra generación de predicadores en la
proclamación del poder magnífico y la hermosura de la sangre de Jesús? ¡Lo que
tenemos ahora, es un evangelio sin sangre!
Hoy, la gente
tiene miedo de pensar, y los predicadores tienen miedo de hacerles pensar. El
concepto completo de Jesús como Cordero de la Pascua según el Antiguo
Testamento se ha perdido. (Ex.12:23-24; Is.53:7; Luc.22:15; Juan 1:29,36; 1
Cor. 5:7; 1 Pedro 1:19; Apoc.5:6,12, 7:14, 22:1,3.) “Toma demasiado tiempo y
reflexión explicarlo”, dirán algunos. (Heb.5:11-14) “Tenemos que simplificar el
evangelio para alcanzar las masas.” ¡Oh, qué lógica! Quite la sangre de la
predicación del evangelio, ¡y Ud. le quita el poder de conquistar al diablo por
las almas de los hombres!
La cruz de
Jesús. Pablo
dijo: “Me decidí a no saber nada entre ustedes excepto a Jesucristo, y a El
crucificado.” (1 Cor.2:2) Hoy en día es “Jesucristo y lo que él puede hacer por
ti”. No hay polos más opuestos que el Evangelio Bíblico centrado en Cristo
(Mat.10:38; Luc.14:27; 1 Cor. 1:17-18; Gál.6:14; Ef.2:6; Col.1:20; 1 Pedro
2:24), y nuestro evangelio moderno sin cruz, centrado en “mí”.
Hoy en día, si
alguien predica el negarse a sí mismo como una condición del discipulado, Ud.
puede escuchar los comentarios después: “fuera de moda”, “duro”, “legalista”.
Me atrevo a decir que nuestro Señor sería tan difícilmente aceptado por
nuestros predicadores hoy, como lo fue por los líderes religiosos de sus
propios días.
Esto es lo que
A.W.Tozer dice acerca de la cruz:
“La cruz es lo
más revolucionario que alguna vez apareció entre los hombres. La cruz de los
tiempos romanos no hizo concesiones a nadie. Ganó todos los argumentos, matando
a su opositor y silenciándolo para siempre. No escatimó a Cristo, sino le
derribó como a los demás. El estaba vivo cuando le colgaron en aquella cruz, y
completamente muerto cuando le sacaron de allí. Así fue la cruz la primera vez
que apareció en la historia cristiana.
En perfecto
conocimiento de todo esto, Cristo dijo: ‘Si alguien quiere ir detrás de mí, que
se niegue a sí mismo, tome su cruz y sígame.’ Entonces la cruz no solamente
puso fin a la vida de Cristo; pone fin también a la primera vida, la vida
antigua,d e cada uno de Sus seguidores verdaderos … esto y nada menos es el
cristianismo verdadero. Tenemos que hacer algo acerca de la cruz, y podemos
hacer solo una de dos cosas – ¡huir de ella o morir en ella!”
La amenaza y los
terrores del infierno, y la culpa de los pecadores. A menudo escuchamos a personas que
dicen: “¡Estoy cansado de las prédicas de fuego y azufre del infierno!” “Bien”,
yo respondo a menudo, “¿cuándo fue la última vez que usted escuchó una?” Es
cierto, muy poca gente predica todavía acerca del infierno – esto ya no está de
moda. No debemos asustar a los pobres pecadores, esto no sería bueno. Ellos son
solamente almas desafortunadas y mal guiadas, ¿cierto? – ¡No es cierto! La
Biblia dice claramente que ellos son rebeldes que robaron y deshonraron al Dios
vivo, y le ofendieron infinitamente. (Juan 8:44; Hechos 13:9-11; 1 Cor. 6:9;
Gál.4:16: Ef.2:1-3; Stgo.4:4; 2 Pedro 2:12-19.) Ellos no tienen derecho a
mirarse a sí mismos de una manera diferente.
Pero nosotros,
inteligentes como somos, hemos decidido ayudarle a Dios, porque El no comprende
a nuestra generación. “Lo que Jesús enfatizaba en su prédica era bueno para los
judíos de entonces, pero nuestra generación necesita un tono más suave y
amable. ¡Hábleles del cielo!” Hablamos sobre el cielo y sobre “las recompensas
del nacer de nuevo”, pero descuidamos completamente el otro lado de la “espada
de dos filos” (Hebr.4:12). ¿Qué derecho tenemos de quitar del Evangelio cosas
que Jesús mismo enfatizó mucho? (Mat.5:22; 8:12, 10:28, 13:41-42, 49-50, 22:11-14,
23:13,33, 24:48-51, 25:30,46; Luc.13:26-28.)
La Ley de Dios
para convencer del pecado. Podría escribir muchas páginas sobre esto, pero solo tengo lugar para
un único ejemplo. Cuando el joven rico vino a Jesús, le hizo una pregunta muy
directa: “Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?” –
¿Qué le responderían los predicadores de hoy? “Solo admite que eres un pecador,
acepta a Jesús como tu salvador personal, asiste a la iglesia, paga tus
diezmos, intenta ser bueno, y lo tienes!” – ¿Pero cuál fue la respuesta de
Jesús? – “Tú conoces lo mandamientos… si quieres entrar a la vida, guarda los
mandamientos.” (Mat.19:17, Marc.10:19) ¿¿ Los mandamientos ?? ¿No es esta la
era de la gracia?
La verdad es que
Jesús predicó los mandamientos no como el camino de la salvación; El usó los
mandamientos para convencerle específicamente de su pecado particular – la
avaricia. Ese joven amaba el dinero, y Jesús sabía cómo sacarlo a la luz –
¡predicando la Ley! Y la Ley es exactamente para esto – “porque por la Ley
viene el conocimiento del peecado” (Rom.3:20), esto es lo que dijo Pablo. La
Ley tiene que predicarse – no como un camino a la salvación, pero como una luz
que escudriña el corazón del pecador, para que pueda ver cuán podrido está por
dentro, en comparación con lo que Dios requiere de él (Gál. 3:24).
Pero hoy,
nuevamente, creemos ser más sabios que Dios. En nuestra predicación no decimos
lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer, porque no queremos asustar a la
“generación liberada”. Si dijéramos que la fornicación está mal, o las drogas,
o los abortos, o cualquier otro pecado específico, ¿no se sentirían todos
condenados, y entonces cómo podrían ser salvos? Pero esto es exactamente por
qué Jesús predicó la Ley al joven rico: para que él se sintiera condenado por
su avaricia, y entonces pudiera volverse a Jesús y obedecerle y encontrar el
verdadero tesoro celestial. “Anda y vende todo lo que tienes y dalo a los
pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme.” (Marc.10:21). Sin que
la gente sea realmente convencida de su pecado, sin que vean claramente que son
totalmente condenados por los requisitos de la Ley de Dios, sin esto es
prácticamente imposible mostrarles su necesidad de un Salvador. ¿De qué
tendrían que ser salvos? ¿De la diversión?
Por tanto, el
evangelio moderno enfatiza “todas las cosas buenas que Dios hará por ti si tan
solamente le aceptas”. No podemos convencer a un pecador de su necesidad de
salvación, si le hacemos admitir solamente: “Bueno, en general, sí, soy un
pecador.” El tiene que ver como la Ley de Dios le condena totalmente por sus
pecados (Rom.2:12,20, 3:20-21, 4:15, 5:13,20, 10:4; 1 Cor. 15:56; Gál. 2:16,19,
3:10-11; Stgo.2:9-11.), y entonces la hermosura del Evangelio, la gloria de la
cruz, el poder maravilloso de la sangre de Cristo podrá penetrar su mente y
corazón ansiosos. Solo con la prédica de la Ley puede una persona desear ser
completamente salvo de su pecado. “Yo no hubiera conocido el pecado, excepto
por la Ley” (Rom.7:7).
El temor de Dios
y el trono de juicio de Cristo. En vez de la majestad asombrosa de Jehová, hoy se le presenta al
Señor como una especie de “heladero y papá Noel”. Y la iglesia es la “tienda de
dulces” donde puedes conseguir “cada beneficio que tu corazón desea”. Jesús
mismo es presentado como un “dulcecito”, tan amoroso, tan perdonador, y tan
suave, que casi puedes escuchar al predicador susurrar: “Oh, él no podría herir
ni a una mosca…” – ¿Y qué pasó con “Cosa espantosa es caer en las manos del
Dios vivo” (Heb.10:31), o “El temor de Dios es el principio de la sabiduría”
(Prov.9:10)?
(Vea también
Deut.5:29, 10:12; Jos.24:14; 2 Reyes 17:39; Sal.2:11, 15:4, 19:9, 25:14, 31:19,
33:18, 34:7,9,11, 52:6 60:4, 67:7, 72: 5, 85:9, 86:11, 103:11,13,17; 111:5,
112:1, 147:11; Prov.8:13, 10:27, 13:13, 14:26-27, 15:16, 16:6, 19:23, 23:17,
28:14, 31:30; Is.8:13; Jer.32:39-40; Mal.3:16, 4:2; Mat.10:28; Luc.1:50; Hechos
10:35, 13:26; 2 Cor.7:1; Ef.5:21; Fil.2:12, Heb.12:29; 1 Pedro 1:17;
Apoc.14:7.)
Los nuevos
maestros de homilética han borrado cada referencia a la severidad del
Todopoderoso, y enfatizan solamente su bondad. Ellos ignoran el punto de vista
equilibrado de Pablo: “He aquí, la bondad y la severidad de Dios” (Rom.11:22).
El
arrepentimiento como requisito del perdón. Siempre me asombré de como la iglesia
pudo llegar hasta el estado donde está ahora, teniendo una enseñanza tan clara
y directa de parte del Señor Jesús acerca de lo que es necesario para estar
bien con Dios. Por favor lea los primeros versos de Lucas 13. A Jesús le comentaron
acerca de algunos galileos que fueron ejecutados por los romanos. El dice: “Si
ustedes no se arrepienten, ustedes todos perecerán de la misma manera.” Y
usando un segundo ejemplo, repite esta misma declaración.
No hay
conversión sin arrepentimiento. Las enseñanzas de Jesús y los apóstoles están
llenas de “¡Arrepiéntanse y sean salvos!” (Sal.7:12; Is.30:15; Ez.18:32;
Mat.3:2; Marc.1:5, 6:7,12; Hechos 2:38, 3:19, 8:22, 17:30, 26:19-20; Apoc.
2:5,16, 3:3,19) El arrepentimiento es no solamente “lo siento” – esto es
solamente convicción. El arrepentimiento es no solamente un cambio del corazón
y de la mente, ¡es además un cambio de acción! Dios requiere que nos apartemos
del pecado y nos volvamos a Dios, y nos comprometamos a ya no participar en
actos pecaminosos. Dios bendice tales decisiones y compromisos con abundante
gracia. Y es por esta gracia que podemos cumplir los deseos del Espíritu en
nosotros.
Pero con tan
poca verdadera convicción del pecado que la prédica moderna trae, ya no podemos
requerir arrepentimiento. Si lo hiciéramos, nadie en absoluto “pasaría
adelante”. El arrepentimiento es fácil para aquel que puede ver cuán feo y
horrible es el pecado; pero el arrepentimiento es imposible donde la Ley no
convence al pecador de su corazón malvado, obligándolo a apartarse de sus
pecados y volverse hacia los brazos de Dios quien le espera con compasión.
Ve usted, todas
estas partes removidas del evangelio están conectadas. En la sabiduría de Dios,
cada aspecto del camino diseñado hacia la salvación es indispensable.
Es verdad que no
podríamos ser salvos si Dios no nos hubiera amado primero. El dio el primer
paso, y El siempre lo hace. Pero El no hará lo que El requiere que el pecador
mismo lo haga – ¡y esto es arrepentirse!
La tristeza y el
corazón quebrantado de Dios por el pecado. Los evangelistas de hoy presentan una
imagen de Dios como un optimista – un buen chico con pensamientos positivos que
vive en el cielo, lejos de todos los problemas de la tierra, donde todo es de
color rosa, “y el cielo no está nublado todo el día.” ¿Podría alguna cosa
molestar al Dios vivo? El realmente no está preocupado por todo este caos aquí
abajo, ¡El tiene todo bajo control!
Pero la Biblia
presenta un cuadro diferente de nuestro Rey. Mira como Jesús lloró sobre Jerusalén
(Luc.19:41), o como Dios suplica a Su pueblo por medio de los profetas como
Isaías o Ezequiel (Is.1:18, 54:7; Ez.18:23,32, 33:11; Oseas 11:8). Este Dios
Bíblico continuamente contiende con el hombre por Su Espíritu. En Proverbios
dice: “Los ojos del Señor están en todo lugar, mirando a los malos y a los
buenos.” (Prov.15:3). Esto significa que Dios vio cada violación que se cometió
hoy; El vio cada asesinato, cada persona que murió de hambre, cada película y
libro pornográfico, cada niño abusado y maltratado. ¿Cómo puede alguien creer
que Dios mire todo esto sin entristecerse? Por supuesto que Dios se entristece.
¿No nos implora la Biblia a “no entristecer el Santo Espíritu de Dios”?
(Ef.4:30)
Dios es la
persona más entristecida y más deshonrada en el universo. El podría parar todo
este caos, toda la perversión y delincuencia y corrupción, en cualquier momento
que desearía, ¡pero no lo hace! ¿Por qué? Porque El espera las almas de los
hombres y mujeres. “Entiendan que la paciencia del Señor es para nuestra
salvación” (2 Pedro 3:15). Pero la iglesia, que no tiene ni la millonésima
parte de la compasión que tiene Dios, se ha apartado y ha creado a un dios
según su propia imagen. Un dios alegre, sin preocupaciones, que flota por
encima de todo. Y entonces la iglesia removió convenientemente de su
“evangelio” toda referencia al dolor y la tristeza en el corazón de Dios. La
iglesia no quiere a un Dios entristecido por el pecado, porque entonces este
Dios estaría entristecido por ellos mismos… ¡y lo está! (Sal.78:40-41;
Marc.3:5.)
La necesidad de
santidad para agradar a Dios. ”Sin santidad nadie verá al Señor” (Heb.12:14). Jesús nos manda ser
perfectos (Mat.5:48). Muy probablemente Ud. nunca se encontró con una persona
perfecta, y muy probablemente Ud. mismo nunca espera ser perfecto. Sin embargo,
tenemos estas palabras incómodas del Señor: “¡Sed perfectos, como vuestro Padre
celestial es perfecto!”
Para escapar de
este dilema, hemos inventado algunas doctrinas interesantes … y muy
tergiversadas. Algunos cristianos han dicho: “Bueno, cuando Dios nos mira, El
en realidad ya no nos ve a nostros, El ve a Jesús en nuestro lugar. Y si hay un
pecado en nuestro corazón, y sucede que Dios mira allí en el momento
equivocado, El verá allí la cara sonriente de Jesús, en vez de nuestro pecado.
Entonces Dios me ve como a un santo, aunque no lo soy.” (Yo no creo que Dios se
deje engañar tan fácilmente, ni siquiera por un cristiano.)
Otra doctrina
extraña es ese bendito refugio de los apóstatas que se llama “el
cristiano carnal”. Esta lógica extraviada nos hace creer que cualquier
“creyente” que no “camina con el Señor” y que está entregado a las cosas del
mundo y a los placeres de la carne, puede sin embargo considerarse un
cristiano, aunque no un cristiano de primera, sino un cristiano de segunda
clase… “un cristiano carnal”. Esto sería un caso de un “creyente” que no cree.
Oh, él sigue creyendo que Dios es Dios, y que el cielo y el infierno existen,
etc. (pero no se olvide, ¡el diablo también cree todo esto! – Stgo.2:19). El
sabe decir las cosas correctas para convencer a su abuela y al pastor y a sus
amigos cristianos que él sigue perteneciendo a ellos, y de alguna manera lo
cree él mismo. Parece que exitosamente engañó a todos – ¡excepto a Dios! La
Biblia dice claramente que “si decimos que tenemos comunión con él, pero
caminamos en la oscuridad, mentimos y no practicamos la cerdad.” (1 Juan 1:6)
(Estas son solo
algunas de las muchas Escrituras que dicen esto vez tras vez, de la manera más
clara posible: Sal.5:4,6; Mat.7:22; Juan 3:20-21; 2 Cor.6:14; 1 Juan 2:4,9-11,
3:10, 4:20)
En nuestros
tiempos, el insulto más grande contra el evangelio ha sido el descuido casi
total de la prédica de santidad para el cristiano. Jesús no quiere aparentar
que somos santos; El quiere impartirnos su santidad por medio del Espíritu
Santo. Pero cuando la gente no está siendo llevada a la cruz, convencida por Su
Ley a arrepentirse y realmente nacer de nuevo, entonces tenemos que pasar
muchas horas en nuestros seminarios para encontrar maneras convenientes y
complicadas de negar las enseñanzas obvias de las Escrituras.
A todo esto
usted podría decir: “¿Pero qué es de toda esta gente que se salva por los
esfuerzos de buenos hombres y ministerios por allí? Ellos no están predicando
de la manera que usted dice que deben, ¡pero ellos siguen teniendo
convertidos!” – Bien, la respuesta inmediata a esta pregunta es: “La gente se
salva no por causa de estos mensajes; ellos se salvan a pesar de ellos.” – Pero
desafortunadamente, muchas de estas personas que hacen “decisiones para Cristo”
en estas grandes cruzadas evangelísticas, ni siquiera asisten a alguna iglesia
regularmente en los años que siguen. (Y como usted probablemente sabe bien, aun
“asistir a una iglesia regularmente” no garantiza que se trate de un verdadero
creyente.) Pero miremos más de cerca, qué clase de “convertidos” produce
normalmente el evangelio de hoy.
¿Qué
específicamente está mal con nuestro evangelio moderno?
Está centrado en
“mí”, en vez de ser centrado en Cristo. Primero y sobre todo, es un evangelio
que complace a los egoístas. En vez de honrar a Dios, coloca al pecador en el
centro del amor y del plan de Dios. Pero la Biblia coloca a Jesús en el centro
del plan de Dios, no al pecador.
Una de las
frases mejor conocidas del evangelismo moderno es: “Dios te ama y tiene un plan
maravilloso para tu vida.” Pero la verdad sobria de la Biblia que el pecador
necesita escuchar, es: “Tú te has hecho un enemigo de Dios, y en tu estado
actual de rebelión no hay absolutamente ninguna esperanza para ti.” De hecho,
el “plan” de Dios para el pecador en ese punto de su vida es separarle de Su
presencia para siempre, en el infierno. No importa cuan poco popular o poco
amable suene esto, es la única verdad y realidad acerca de alguien que es un enemigo
de Dios por el pecado.
La línea de
razonamiento en el evangelio moderno continúa en esta forma equivocada: “El
pecado te ha separado de Dios y de ‘Su plan maravilloso para tu vida’. Jesús
vino y murió en la cruz, para que tú puedas experimentar ‘Su plan maravilloso
para tu vida’. Tú tienes que aceptar a Jesús ahora, para que no te pierdas ‘Su
plan maravilloso para tu vida’.” ¡¡ Tú, tú, tú, tú !! ¡Todo es para TI! No
siento decirlo, pero Jesús lo hizo todo en obediencia, para la gloria del
Padre.(Fil.2:8-11). Por supuesto que esto beneficia también infinitamente a
aquellos que le aman, sirven, y honran a El; pero esta fue una consideración
secundaria. (Por favor lea Ez.36:22-32). Si la gente viene a Jesús solamente
para recibir una bendición, o para recibir perdón, ellos al final de cuentas
estarán desilusionados. Pero si vienen para dar su vida en honra y adoración al
Señor, entonces tendrán verdaderamente perdón y gozo – ¡más de lo que podrían
imaginarse! (1 Cor.2:9)
Es superficial,
barato, y se ofrece como un “negocio”. Nuestro evangelio reduce las Buenas
Nuevas a una venta de “ven y recíbelo mientras puedes”. Hacemos todo esfuerzo
para quitarle todos los huesos – todo lo que podría ofender a alguien, hacer
vacilar a alguien, o hacer que alguien postergue su decisión. Jesús no hacía
esto. El nunca rebajó los requisitos para nadie. Uno tenía que ser
completamente sincero, totalmente humillado, haber considerado el costo,
dispuesto a dejar atrás todo, su familia y propiedad, “dar todas las cosas como
perdidas”, para que puedan “ganar a Cristo” (Fil.3:7-8). Cuando ese mismo joven
rico “se fue triste, porque tenía muchas posesiones” (Mat.19:22), Jesús no
corrió detrás de él gritando: “¡Eh, espera un minuto! Volvamos a conversar, no
es tan mal como suena. ¡Quizás fui un poco demasiado duro!”
Quizás estamos
tan afanados por “ver convertidos”, por publicar “cuántos fueron salvos en
nuestro último concierto”, que haremos cualquier cosa para apurar a alguien en
una “decisión”, antes que tuviera una oportunidad de realmente decidirse. El
problema es, si lo apuramos, él probablemente cambiará de parecer más tarde.
Como un amigo mío dice: “Si alguien les puede persuadir con palabrarías para
que entren, alguien más les puede persuadir con palabrerías para que salgan.”
(1 Cor.1:7)
La salvación se
presenta como un trueque o negocio, en vez de ser el resultado de la obediencia
por fe. Ofrecemos el perdón de los pecados como la última oferta especial.
Incluso escuché: “Dale a Jesús tus pecados, y en cambio El te dará salvación.”
Nadie en la Biblia jamás despreciaba tanto la gracia de Dios como para hablar
del don de la vida eterna como si fuera un negocio. ¡Es un don! No lo puedes
ganar, ni comprarlo, ni dar algo a cambio de ello. Cuánto le debe ofender al
Espíritu Santo escuchar a la gente hablar así de Jesús. (Hechos 8:18-23)
Produce
“convertidos” egoístas, orientados hacia la bendición y hacia las emociones.
Cualquiera que es inducido a creer que se volvió cristiano bajo esta clase de
prédica, no producirá los frutos de un convertido verdadero. Permanecerá tan
egoísta como era siempre, solo que ahora su egoísmo asumirá una forma
religiosa. Cuando él quiere algo, dirá que “tiene una carga” por algo, o que
“es el deseo de su corazón”, o alguna otra frase religiosa. Orará de manera
egoísta, deseando bendiciones para él mismo; y aun cuando ora por otros,
normalmente será por razones egoístas. Por fin, cuando él “aceptó al Señor”, le
dijeron cuánto Jesús quería bendecirle, y cuán grandes cosas Dios tenía
preparado para él, y que la Biblia era “como un talonario de cheques lleno de
promesas, esperando a ser cobrados”.
Una tal persona
siempre quiere “sentirse bendecido” acerca de sí misma, acerca de su propia
iglesia, su propio pastor, etc.. Nunca le mostraron que él fue creado para
bendecir a Dios… pero que Dios no fue creado para bendecirle a él. (Sal.149:4,
Fil.2:13)